martes, 30 de enero de 2007

La Muerte: Realidad y Trascendencia.

Intentemos partir de un hecho objetivo. La muerte forma parte de la vida, es el último acto, la conclusión, el fin. La verdad es que uno empieza a morirse en el mismo momento en que nace, quizás incluso antes: en el mismo instante de ser concebido. Y lo hacemos al compás de un reloj inexorable en el que nunca podemos saber qué hora de nuestra vida es. Nacer y morir son los momentos cumbres de nuestra existencia, el principio y el final. Lo demás –la vida considerada en sí misma- poca importancia tendría si no fuera porque la sentimos, disfrutamos y sufrimos; es decir, porque tenemos conciencia de estar vivos. Si nos planteamos que la vida solamente conduce a la muerte, nuestro paso por el mundo y por la Historia no tiene sentido, es un espantoso absurdo.

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