domingo, 28 de enero de 2007

Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Robinson es víctima de un naufragio, trata de salvar todo lo que puede y detalla: “Hice un esfuerzo y pude llegar nadando al barco. Hacía mucho calor por lo que me quité las ropas y me lancé al agua”. Cuando el desnudo Robinson llega a la nave semisumergida, dice: “Encontré todas las provisiones secas, y como tenía hambre me llené los bolsillos de bizcochos”.

Arthur Conan Doyle, creador del deductivo investigador Sherlock Holmes y de su fiel compañero el Dr. Watson, cuenta que éste sufrió en su juventud una herida de bala en una acción militar. En Un estudio en escarlata, Watson tiene la herida en un hombro. Historias más tarde, en El signo de los cuatro, la herida del Dr. Watson se trasladó a una de sus piernas.

Eugne O´Neill, ganador del Premio Nobel de Literatura, tituló Donde está hecha la cruz a una de sus obras. En las instrucciones para el montaje de una escena escribió los siguientes datos: “Su brazo derecho había sido amputado hasta el hombro y la maga de ese lado colgaba con flojedad. Entonces, él se dirigió hacia la mesa y se sentó apoyando sus codos, con las mejillas entre las manos, mirando sombríamente hacia delante.”

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