miércoles, 31 de enero de 2007

Stefan Zweig - El arcano de la creación artística

En el ejemplo clásico de Arquímides, aprendimos en el colegio ya la intensidad que puede alcanzar este olvido de sí mismo, esa existencia fuera del mundo verdadero. Ustedes han de acordarse: Cuando la ciudad siciliana de Siracusa, al cabo de largo sitio, fue conquistada y los soldados, penetrando en ella, empezaban a saquear la ciudad, uno de ellos entró en la casa de Arquímides. Halló a gran matemático en medio de su jardín, donde cn un bastón dibujaba figuras geométricas en la arena. Apenas lo distinguió, el asesino se abalanzó sobre él con la espada desnuda, pero el pensador, ensimismado en sus problemas, sólo murmuraba, sin dar vuelta la cabeza: “No molestes mis círculos”. En su estado de concentración creadora, Arquímides sólo se había apercibido de que algún extraño pudiera destruir las figuras geométricas que acababa de dibujar en la arena. No sabía que aquel pie era el de un soldado dispuesto a saquear y asesinar, no sabía que el enemigo había ocupado ya la ciudad, no había oído las fanfarrias marciales, ni los gritos de los vencedores, ni los estertores de sus compatriotas asesinados. No se daba cuenta de la amenaza que se cernía sobre su vida propia, pues en aquel instante de extrema concentración no se hallaba en Siracusa, sino en su problema matemático.

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