domingo, 28 de enero de 2007

Mark Twain - The diary of Adam And Eve. 1893, 1905

Después de la caída. Si miro para atrás, el jardín para mí es como un sueño. Es maravilloso, mucho más maravilloso que cualquier descripción, tan maravilloso que uno se queda con la boca abierta. Ahora ya lo he perdido, y no lo volveré a ver.
He perdido el jardín, pero lo he encontrado a él, y me basta. Me ama como puede, y yo lo amo con toda la fuerza de mi naturaleza apasionada y pienso que corresponde a mi juventud y a mi sexo. Si me pregunto por qué lo amo, descubro que no lo sé, y que en realidad no me importa mucho saberlo; y supongo que este amor no sea el producto del razonamiento y de las estadísticas, como el amor por los reptiles y animales. Pienso que tiene que ser así. Amo a algunos pájaros por su canto, pero no amo a Adán por su forma de cantar. No, no es por esto, cuanto más canta menos me gusta. Sin embargo le pido que cante, porque quiero a prender a amar todo lo que le interesa a él. Estoy convencida de que puede aprender, pues en principio no conseguía soportar su canto y ahora sin embargo lo hago. Hace agriar la leche, pero no importa, también puedo acostumbrarme a la leche cuajada.
No lo amo por al rapidez de su inteligencia, no, no es por esto. Y no es que le tenga que reprobar por su inteligencia, así como es, pues no lo ha creado él; él es como Dios lo ha hecho, y punto. Había en él un buen designio, estoy segura de ello. Con el tiempo se desarrollará, aunque piense que esto tendrá lugar con mucha lentitud. Pero no hay prisa: él está bastante bien así como está.
No lo amo por sus formas elegantes y respetuosas, ni por su delicadeza. No, bajo estos aspectos deja mucho que desear, pero está bastante bien como está, y además está mejorando.
No lo amo por su ingeniosidad, no, no es por esto. Pienso que sea innata ene él, y no sé por qué me lo esconde. Es mi única cruz. Por lo demás, es claro y sincero conmigo. Estoy convencida de que no me esconde nada fuera de esto. Me da pena que tenga secretos conmigo, y a veces este pensamiento me quita el sueño, pero lo alejaré de mi cabeza; no disturbará mi felicidad, que es, bajo los otros aspectos, total y completa.
No lo amo por su cultura, no, no es por esto. Es un autodidacta; en realidad conoce muchísimas cosas, pero no son como él las conoce.
No lo amo por su caballerosidad, no, no es por esto. Ha hablado mal de mí, pero no lo critico; pienso que es una característica de su sexo, y su sexo no lo ha hecho él. Naturalmente yo no habría hablado mal de él, antes me habría muerto; pero también ésta es una característica de mi sexo, y no tengo mérito alguno, y mi sexo no lo he hecho yo.
¿Entonces por qué lo amo? Creo que simplemente porque es macho.
En el fondo es bueno, y lo amo por esto, pero podría amarlo, aunque no lo fuera. Si me pegara y me insultar, seguiría amándolo. Lo sé. Pienso que es cuestión de sexo.
Es fuerte y guapo, y lo amo por esto, lo admiro y estoy orgullosa de él, pero podría amarlo incluso sin estas cualidades; si fuera blancucho, lo amaría; si estuviera maltrecho, lo amaría y trabajaría por él, sería su esclava, rezaría por él y me quedaría a la cabecera de su cama hasta la hora de mi muerte.
Sí, creo que lo amo porque es mío y es macho. Supongo que no hay otras razones. Por esto creo que es como he dicho antes: este tipo de amor no es producto de los razonamientos y de las estadísticas. Simplemente llega –nadie sabe de dónde- y no se puede explicar. Pero tampoco hay necesidad.
Esto es lo que pienso. Pero soy sólo una muchachita, la primera que ha examinado este tema, y pudiera ser que, en mi ignorancia e inexperiencia, no lo haya entendido de la forma adecuada.

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