jueves, 25 de enero de 2007

Borges, sus dìas y su tiempo - Marìa Esther Vàzquez

Allí se habla de una secta, al secta del loto blanco. El maestro –que es un mago- les avisa a sus discípulos que va a ausentarse durante la noche y les pide que cuiden una vela encendida. Les dice que tengan mucho cuidado de que no se abra una ventana y que el viento la apague. Pero, lata la noche, uno de los discípulos se duerme, la ventana se abre y la vela está a punto de apagarse. A la mañana siguiente aparece el mago y dice que estuvo a punto de ser devorado por monstruos en un desierto de Tartaria porque le faltaba la luz que lo iluminaba. Más adelante hay otro episodio de ese mismo relato, pero ahora el mago les encarga a los discípulos que vigilen un recipiente que está tapado, y sobre todo que no lo destapen. Así lo hacen, pero sienten gran curiosidad y finalmente miran dentro del recipiente y ven que está lleno de agua y que hay un barquito de juguete. El barquito zozobra y ellos, aterrados, vuelven a taparlo. Ene sos momentos aparece el amgo empapado, y dice que su nave ha zozobrado en uno de los mares de los confines del mundo y que su vida ha estado en peligro por lo que ellos han hecho.

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