miércoles, 24 de enero de 2007

El investigador favorito de Agatha Christie se llama Hércules Poirot, el eterno cantor de las células que componen la masa gris del cerebro humano. Se trata de un hombre aburguesado y algo cínico, cuyas relaciones con su autora nunca estuvieron muy claras, pues, como veremos, ésta lo tenía muerto y enlatado desde 1940. Poirot es quizá el último de los detectives, dentro de la corriente anglosajona, que posee un gusto desmesurado y casi patológico por la deducción. Era de nacionalidad belga, y su deseo más íntimo y secreto n era otro que la realización de un crimen perfecto.
Juan José Millás

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