sábado, 27 de enero de 2007
Maleficio - Alberto Gerchunoff
Terminaron las oraciones, las mujeres se sentaron en el suelo, en el lado opuesto al de los hombres, y las lamentaciones comenzaron. Las bocas torcidas por agria mueca, gimieron en la quietud de la noche impregnada de maleficio, las quejas seculares de la casa. Lágrimas, gruesas como gotas de lluvia, caían sobre textos alumbrados por velas domésticas, mientras afuera los perros unieron su llanto unánime sus ladridos largos y hondos.
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